Las sesiones de A.M.O. proponen una serie de movimientos que nos dan la posibilidad de comprender nuestra historia y nuestro presente mediante un re-conocimiento de nuestro propio cuerpo y de las sensaciones, percepciones y emociones que experimentamos gracias a él.
Dichos movimientos tienen su fundamento en el descubrimiento sobre las cadenas musculares de Françoise Mézières y los principios biomecánicos que de él se desprenden.
TODO COMIENZA CON UN
Prólogo
Cada sesión de A.M.O. (Armonización Morfológica Holística) se entiende como un viaje cuyo foco u objetivo está orientado a una zona del cuerpo en particular. Dicho viaje comienza, como todo relato, con un Prólogo. El Prólogo es una invitación al momento presente, único momento real en el que toma vida el movimiento, las sensaciones, los sentimientos. Recostados en el suelo se propone dividir la atención en el peso de nuestro cuerpo, en nuestra respiración y en nuestras sensaciones. Una atención dividida es una atención activa; es gracias a ella que conectamos con el momento presente. Para nosotros peso-respiración-sensaciones representan Los 3 Amigos; nada nos piden y siempre están despiertos para darnos todo aquello que necesitemos en el aquí y ahora.
PARA LLEGAR AL
Diálogo
El Prólogo nos prepara para el corazón de la sesión: el Diálogo (diálogo entre nuestro cuerpo y el movimiento), en el que se proponen una serie de movimientos especialmente pensados para que, a la vez que se gana agudeza perceptiva, cuerpo y mente se descubren más flexibles y en armonía. Algunos de estos movimientos son estiramientos muy precisos, otros involucran contracciones con la finalidad de activar musculatura adormecida y otros son simplemente movilizaciones para descubrir si aquello que se quiere mover sabe cómo hacerlo. Desarrollar un sentido de la propia percepción más agudo nos da la posibilidad de sentir de forma consciente cómo nos desenvolvemos en nuestro día a día. Este hecho nos permitirá darnos cuenta de tensiones musculares y/o emocionales en el mismo momento en el que ocurran junto con el poder de ser capaz de soltarlas evitando molestias y disfrutando de mayores momentos de paz.
Y PARA FINALIZAR, UN
Epílogo
Es cuando nos tomamos unos minutos para sentir qué nos deja la sesión, para que emerjan sensaciones y nuevas informaciones sobre nosotros mismos. Si así lo deseamos, podemos poner palabras a las sensaciones. A veces, este simple hecho da sentido a aquello nuevo que experimentamos.